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Cuando doy las gracias...

La gratitud se activa cuando apreciamos algo que nos ha llegado en la forma de un regalo que vale la pena ser atesorado. Esta sencilla práctica tiene el potencial de mejorar nuestra salud mental e impulsar nuestras relaciones con los demás.



¿Qué sucede cuando experimento gratitud?


Después de sentirla, la gratitud genera en nosotros a corto plazo que se sensibilice nuestro corazón y sintamos el deseo y necesidad de retribuir o hacer algo bueno de regreso (no necesariamente hacia esa persona en específico sino que se activa una bondad hacia el mundo). Es por eso que la gratitud despierta la caridad y el servicio.


En el largo plazo, la gratitud genera en nosotros mayor lealtad hacia nuestros benefactores (pueden ser seres queridos o simplemente personas a quienes les agradeces por algo) y mejoran nuestras habilidades para mostrar cariño y la habilidad para hacer más y mejores vínculos sociales.



¿Qué beneficios genera la gratitud en mí?


Investigaciones han relacionado la gratitud con una variedad de beneficios, desde el fortalecimiento del sistema inmunológico y mejora de los patrones de sueño, sentirse optimista y experimentar mayor alegría y placer, ser más servicial y generoso y sentirse menos solo. Las personas que mantienen esta práctica constante suelen reportar:

  • Menos síntomas físicos de enfermedad

  • Más optimismo

  • Mayor logro de metas

  • Disminución en niveles de ansiedad y estrés



¿Cómo empiezo a practicar la gratitud?


Como cualquier músculo, la gratitud necesita de práctica constante para desarrollarla. Mientras más pongamos nuestra atención en aquello por lo que nos sentimos agradecidos, más fácil será notar aún más bendiciones por las que nos sentimos agradecidos.


1. Empieza por detenerte y observar: Tómate el tiempo de notar lo que hay a tu alrededor, puede ayudarte practicar la atención plena y sintonizar con el momento presente. De esta forma, habrá mayores posibilidades de rescatar todo lo bueno que está presente en tu vida.


2. Agradece por las cosas pequeñas: Usualmente podemos identificar y agradecer los eventos grandes y extraordinarios de nuestra vida, sin embargo, la grandeza de la gratitud se encuentra en los pequeños momentos ordinarios. ¿Qué pasaría si esos momentos ordinarios no hubieran sucedido? ¿Si las interacciones ordinarias con ese ser querido no se hubieran presentado? A veces cuando miramos atrás, nos damos cuenta de que muchos de los momentos que ahora consideramos especiales, en su momento fueron percibidos como "ordinarios".


3. Sé lo más específico posible: Entre más específicos seamos al experimentar gratitud por una persona o evento, mayores beneficios podemos sustraer de esta práctica.


4. Comparte tu gratitud: La próxima vez que te sientas agradecido con una persona, muestra ese aprecio y no dejes que pase desapercibido, es la oportunidad perfecta para intensificar esta emoción positiva y al mismo tiempo compartirla con esa persona especial.



Teté Plascencia




¡Conoce a Teté Plascencia!


Miembro del equipo HoupMx, es Licenciada en Psicología y tiene más de 3 años de experiencia en la implementación de programas de desarrollo socio-emocional para adolescentes. Ella se encarga de investigar y generar contenido de calidad para nuestros programas así como asegurar una buena experiencia.






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